El metal precioso vuelve a moverse cual yo-yo ante la incertidumbre reinante en los mercados financieros, donde la pauta la siguen marcando tanto los movimientos de la FED ante la retirada de estímulos, como la evolución de la variante ómicron. A pesar de que la primera reacción fue alcista ante la nueva crisis pandémica, parece que la subida de precios y su cobertura no termina de convencer a los inversores.

Todos sabemos que Oro siempre florece en tiempos de crisis. Sigue siendo el activo en inversión por excelencia en todo el mundo, a pesar de la debilidad y, sobre todo, la lateralidad de la que ha hecho gala en todo lo que llevamos de 2021. Nadie le hace sombra en capitalización, con 11,33 billones de dólares de valor de sus inversiones en el mercado. A pesar de ello no olvidemos que apenas le separa un 16% de sus máximos históricos cosechados en agosto del pasado ejercicio, en los 2.067 dólares.